Muchas eran las ganas de que llegara ese día, ya que en nuestras mentes aún estaban las imágenes
de la noche vivida hace un año, y la tristeza se asomaba en pleno viaje cuando veíamos que no paraba de llover...
Llegamos, montamos, probamos sonido y seguía el agua , pero milagrosamente a las 12 en punto cuando empezamos nuestro espectáculo había cesado y nos encontramos la plaza como queríamos verla.
Así fue, que al final la fiesta, se convirtió en fiestón y el público de principio a fin y de izquierda a derecha de la plaza era olympico al 100%.
Hicieron que nos sintiéramos en todo momento como en casa, y en una de las plazas más bellas de Galicia.
Como siempre, un auténtico placer.